En la mayoría de los casos la sequedad vaginal se produce por una disminución de los estrógenos, que es característica de la menopausia pero que aparece también en otras situaciones como el uso prolongado de anticonceptivos hormonales o la lactancia materna.
Cómo se produce la sequedad vaginal
La bajada en los niveles habituales de estrógenos causa una disminución del grosor de los tejidos de vulva y vagina (una atrofia), haciéndolos más frágiles. En ocasiones esta atrofia no causa ningún síntoma pero frecuentemente se relaciona con sensación de sequedad, picor o resquemor genital, dolor con las relaciones sexuales, aparición de fisuras, sangrado y a veces síntomas también urinarios como molestias al orinar o infecciones de repetición.
Tratamiento de la sequedad vaginal: cremas y lubricantes
Cuando los síntomas son leves puede ser suficiente con emplear una hidratante específica para la zona genital, cuya función es mantener la hidratación de la mucosa vaginal y debe aplicarse al menos tres veces por semana. Además de la hidratante deberíamos siempre añadir un lubricante para las relaciones sexuales. La función de los lubricantes es simplemente diminuir el roce y por tanto la posibilidad de que la relación genere pequeñas lesiones en los tejidos. Se aplica en la vagina y/o en el pene o los dedos de la pareja al iniciar la relación. A la hora de elegir uno hay que tener en cuenta que los formulados con agua o siliconas pueden emplearse con preservativo pero los que se basan en aceites (la vaselina por ejemplo) pueden dañar el látex; ocurre lo mismo con los lubricantes naturales como los aceites vegetales (oliva, coco, almendras,…).
La aplicación de estrógenos tópicos
Para síntomas moderados o severos el tratamiento más eficaz son los estrógenos tópicos a dosis bajas, aplicados de forma local. Con ello se consigue mantener el grosor y la elasticidad de la mucosa vaginal, con la consiguiente mejoría de las molestias. Este tratamiento puede además mejorar algunos síntomas urológicos si estos están en relación con atrofia: algunas infecciones de repetición o sensación de urgencia.
En la mayoría de los casos esta mejoría en los síntomas se va a producir en un par de semanas y se mantendrá durante el tiempo que mantengamos el tratamiento. Es importante tener en cuenta que el efecto desaparecerá si dejamos de aplicarlo.
La dosificación habitual suele ser diariamente durante las dos primeras semanas de uso y después, como tratamiento de mantenimiento, dos o tres veces por semana. Esta dosis de mantenimiento puede continuarse indefinidamente.
Existen varias formulaciones de estrógenos tópicos: en crema, gel, óvulos, comprimidos y también un anillo vaginal de liberación gradual que se cambia cada tres meses. Todas son igualmente eficaces y generalmente la elección de una u otra depende de preferencias personales.
Para mujeres que no pueden o no desean emplear la vía vaginal existe otro tratamiento no estrogénico por vía oral.
En casos en los que no se consigue suficiente mejoría, otra opción pueden ser el láser y la radiofrecuencia vaginal.
Dada la cantidad de opciones disponibles y la franca mejoría en la calidad de vida que supone, es muy recomendable no dejar pasar estos síntomas y buscar el tratamiento que mejor se adapte a las necesidades de cada una.
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